Pasión total
«No es solo una moto PR genial. Es una moto con alma. Con espíritu.» En pocas palabras, Dirk Oehlerking deja claro lo que representa su transformación de la R 18. Las máquinas de Kingston Custom son siempre todo un espectáculo. Llevan nombres como White Phantom o Good Ghost. Unos las temen y a los más entusiastas les ponen la piel de gallina. Dirk también transmite auténtica pasión con cada uno de sus pensamientos. Pero el «megaproyecto» R 18 era algo más: una responsabilidad que no había sentido nunca.
PERFIL
Spirit of Passion
Kingston Custom
Dirk Oehlerking
R 18
2020/2020
Motos hechas arte. BMW Kingston Air Stream Roadster edición limitada.
Motos hechas arte. BMW Kingston Air Stream Roadster edición limitada.
Queda claro rápidamente lo que quiere decir Dirk con esta responsabilidad: primero desmonta su R 18 pieza por pieza. Solo así puede ver su alma y sentir lo que construyeron los creadores de la R 18. La primera impresión se confirma enseguida: «es una moto increíble, absolutamente perfecta, todo encaja.» Cada vez que desenrosca un tornillo aumenta su respeto. ¿Hay algo que se pueda modificar en esta máquina? La calidad de los materiales y los acabados, así como el concepto en general, consiguen fascinar a Dirk como la primera vez. Su respeto por la R 18 y sus creadores lo resume asombrado en una frase mientras la tiene desmontada ante sí: «tan pocas piezas para una moto tan increíble.»
Me llevo mi máquina a la cama
»Dirk Oehlerking
Kingston Custom
Al principio del proyecto, Dirk tenía cientos de ideas. Pero sabía que llegaría un momento en el que «se reencontraría con la máquina, y la pasión y la sangre harían que todo saliera bien.» La R 18 lo persiguió hasta en sueños. E hizo todo lo posible para que esos sueños se convirtieran en realidad. El objetivo: Kingston Custom hasta la médula, pero apta para el día a día. A menudo se despertaba por la noche, cogía un lápiz y dibujaba diferentes estructuras. A eso se le añadía su firme convicción de seguir su propio camino y confiar en su experiencia, porque «una Custom no envejece, mejora.»
Así logró dar forma a la moto en su mente. Lo que no significa que no se realizaran modificaciones hasta llegar a la versión final.
Pero, como dice Dirk: «es mucho trabajo, pero esto no es trabajar.»
LA MOTO EN DETALLE
El bastidor y las suspensiones de la rueda delantera y trasera se mantienen.
En pocas palabras: «Primero se establecen las líneas, luego la pintura.» En la Spirit of Passion, la pintura debe hacer que las líneas destaquen. Y así, permanece fiel a la original: totalmente clásica, negra con línea doble en blanco; igual que el depósito, que no se toca.
«Un manillar es, básicamente, un tubo doblado.» En esta frase ya se puede adivinar todo el trabajo que hay detrás de la obra completa.
Un elemento inconfundible de Kingston Custom: el guardabarros trasero envuelve la rueda trasera en 310 grados. El montaje y la pintura completan la imagen homogénea de la Spirit of Passion.
Los microintermitentes de Kellermann no superan el tamaño de un pulgar y encajan a la perfección con la línea de la moto. El faro no está superpuesto, sino que está insertado profundamente en el revestimiento.
La luz trasera clásica y redonda se adapta a la extravagancia. Constituye un cierre con estilo para la Spirit of Passion.
No se puede toquetear, pero sí acariciar
Hay tantos aspectos de la R 18 que a Dirk le parecen tan secretos y bien pensados que «sería una traición modificarlos.» Minimizar toda la máquina hasta el Big Boxer nunca fue una opción. Lo emocionante era hacerla aún más bonita y realzar el alma de esta obra de arte. La inspiración la encontró en su década preferida: la parrilla del radiador de una BMW Roadster de los años 30 sirvió de modelo para el imponente revestimiento. La pieza artesanal realza y complementa las líneas de la R 18 y, estando solo a 15 cm del suelo, parece que se funda con la máquina. Como si siempre hubiera sido así.
Con 8 mm de aire se funde el revestimiento en el depósito. Los colores clásicos con la icónica línea doble fluyen casi sin fisuras sobre la imponente pieza artesanal. Por supuesto, la pintura también adorna el guardabarros trasero que cubre 310 grados y encaja perfectamente con el frontal. Un mecanismo de bisagras permite el cambio de rueda. Las aberturas ubicadas con precisión permiten ver los discos de freno y el accionamiento. Esto también demuestra de qué está hecha el alma de la Spirit of Passion: respeta al máximo la R 18 y, a partir de ella, crea una auténtica obra de arte.
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